El principal propósito de la profecía en el Nuevo Testamento


El principal propósito de la profecía en el Nuevo Testamento está definido en 1 Corintios 14:3 (NIV):“En cambio, el que profetiza habla a los demás para edificarlos, animarlos y consolarlos” (Cooke 1994, 2002, Prince 1971).

 

Edificación: El poder de fortalecer los músculos espirituales de un individuo para realizar una tarea

La edificación reforzará y robustecerá a personas bajo presión por medio de enfatizar el poder de Dios para vencer sea cual fuese la situación y así fortalecer a las personas, dándoles la capacidad de mantenerse firmes en su interior, pudiendo por tanto ellos traducir esto en acciones.

La palabra de Dios a Josué después de la muerte de Moisés es un buen ejemplo de esto.
Josué 1:5b-7a y 9 “Estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente… Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”.

 

Ánimo: el poder de la influencia positiva

Parte del significado de esta palabra es de sujetar a alguien al Señor para darles valentía y confianza para llevar a cabo lo que Él tiene para ellos. Muchas veces la profecía consiste en conducir a las personas hacia las promesas y declaraciones de Dios en medio de sus circunstancias difíciles. Muchas veces el receptor de la palabra profética sabrá en teoría lo que se ha dicho, pero en la práctica, no lo ha aplicado nunca por fe a su vida. Una palabra profética que ministre la fe puede liberar en ellos esta capacidad.

Nehemías es un buen ejemplo de esto, a pesar de las personas que lo rodeaban quienes se burlaban continuamente de sus esfuerzos, amenazándoles de muerte, él siguió animando una y otra vez al pueblo.

Nehemías 4:14-15 “Luego de examinar la situación, me levanté y dije a los nobles y gobernantes, y al resto del pueblo: « ¡No les tengan miedo! Acuérdense del Señor, que es grande y temible, y peleen por sus hermanos, por sus hijos e hijas, y por sus esposas y sus hogares.» Una vez que nuestros enemigos se dieron cuenta de que conocíamos sus intenciones y de que Dios había frustrado sus planes, todos regresamos a la muralla, cada uno a su trabajo” (NVI).

 

Consuelo: El poder de reforzar a alguien en la verdad de Dios

Aquí, la palabra griega es Paramuthia (3889), que tiene la misma raíz que Parakletos (3875), el Espíritu Santo o Consolador.

El significado es de caminar al lado de un individuo, comunicándole la verdad de Dios que lo calmará, ayudándole a superar su temor, animándole y de este modo trayendo un cambio a la situación.

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Incluso el Apóstol Pablo, sobre todo cuando estuvo deprimido, tuvo necesidad de este consuelo.

2 Corintios 7:4-7 “Lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones. Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más”.

Ver también Isaías 40:1-8.

En el Antiguo Testamento hay un buen ejemplo de edificación, ánimo y consolación en Isaías 41:9-13 “Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de Mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, Yo te ayudo”.

En el Nuevo Testamento, tenemos un ejemplo en Filipenses 4:4-7 “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

 

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1. Introducción: entablando amistad con Dios.
2. La amistad es mejor que el servicio.
3. El profeta del AT. El Espíritu venía sobre ellos.
4. Dios quiso que la profecía fuera para todos en el AT.
5. La ira de Dios.
6. Dios es un juez misericordioso.
7. El profeta del NT. El Espíritu mora en nosotros, por eso ¡todos podemos profetizar!
8. El espíritu de la profecía es el testimonio de Jesucristo.
9. Los dones espirituales son para edificar, no para destruir.
10. Aquello a lo que le hablamos sale a la luz.
11. La profecía consiste en la verdad, no en datos.
12. El principal propósito de la profecía en el NT.
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