Esta serie de estudios examina el modo en que se ejerce la profecía en el Nuevo Testamento en comparación con las declaraciones tipo “Así dice Jehová” de los profetas del Antiguo Testamento. Finaliza con un enfoque en el propósito primordial de la profecía en el Nuevo Testamento, el cual es para edificación exhortación y consolación (1 Corintios 14:3).
Definición de profecía
La profecía consiste en recibir un mensaje de Dios y comunicar lo recibido a la persona o personas a quienes vaya dirigido dicho mensaje:
2 Pedro 1:21 “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
Introducción – entablando amistad con Dios
En “El Señor de los Anillos”, ‘La comunidad’ esperaba ante las puertas de las minas de Moria, único pasaje seguro hasta su destino. Gandalf leyó la inscripción en el idioma de los elfos: “Las puertas de Durin, Señor de Moria. Habla, amigo y entra”. Cuando le preguntaron lo que significaba, él respondió: “Es muy sencillo. Si eres amigo, dices la contraseña y las puertas se abrirán”. Comenzó entonces a recitar conjuros y hechizos, empujando las puertas al mismo tiempo y ordenando que se abrieran, hasta quedar agotado. Entonces se le acercó uno de los hobbits y dijo: “Es un acertijo. Habla “amigo” y entra. ¿Cómo se dice amigo en élfico?” “¡Mellon!”, respondió Gandalf, con lo que las puertas simplemente se abrieron de par en par.
Lo mismo sucede con lo profético. Si deseamos entrar, debemos convertirnos en amigos de Dios, y pedirle a Él que ‘abra la puerta’, mostrándonos el camino hacia delante.
Enoc: el primer profeta Génesis 5:21-24
Enoc fue la primera persona que profetizó en la Biblia.
Judas 1:14 “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: ……” (*Ver pie de página en la bibliografía)
¿Cómo ocurrió esto?
Enoc nació en la 7a generación de Adán. Vivió 318 años mientras Adán y Eva estaban sobre la tierra. Vivió un total de 365 años Génesis 5:23. Estos datos son proféticos en sí mismos, ya que Dios descansó el séptimo día de Sus actos de creación, lo cual significa finalización, y los 365 años simbolizan los 365 días del año, representando una vez más un periodo completo de tiempo, o en otras palabras, un caminar con Dios durante todos los días del año.
Sin duda Enoc debió haber conversado con Adán y Eva, rememorando la época en la que ellos caminaban y conversaban con Dios en el Jardín de Edén. Esto debió haberle llenado de anhelo por conocer del mismo modo a este Dios creador. Debió haber sentido su culpa y vergüenza cuando le contaron cómo escogieron escuchar a la serpiente en lugar de hacerle caso a Dios, quien les había prohibido comer del árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Tras comer del fruto, ellos se habían escondido de Dios al oírle caminar hacia ellos, cuando el día comenzó a refrescar.
A Enoc le debió intrigar el relato de cuando Dios se les acercó mientras se escondían, preguntando: “¿Dónde estás?” (Génesis 3:9) y “¿Quién te dijo?” (Génesis 3:11) . ¿Cuál era la respuesta correcta a tales preguntas? Ciertamente no era la que dieron al excusarse y culpar a los demás en lugar de tomar responsabilidad por sus acciones. Este comportamiento hizo que Dios les expulsara de ahí y les prohibiera volver a entrar en Edén. Enoc debió haber pensado una y otra vez en esta historia. ¿Se podría otra vez llegar a conocer así a este Dios? ¿Podría él caminar y conversar con Él tal y como lo habían hecho en el jardín Adán y Eva?
Seguro que Enoc también había oído hablar o conocido a Caín, por cuyo hijo le habían puesto nombre. Cuando mató a su hermano Abel, Dios también se acercó a él preguntando: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” (Génesis 4:9). Obviamente, la respuesta “No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9) también estaba equivocada.
Enoc debió haberse preguntado lo que hubiese ocurrido si en lugar de culpar a los demás o mentir ellos hubieran reconocido sus errores pecaminosos. ¿Cómo les hubiera tratado Dios al acercarse a ellos? El pecado en nuestras vidas es lo que nos hace escondernos de Dios pero no impide que Él se acerque a nosotros. Dios se acerca a nosotros cuando pecamos, haciendo preguntas para descubrir nuestros motivos y así poder cambiarnos. Lo que importa es nuestra reacción hacia Él cuando, en Su bondad, nos envía a Su Santo Espíritu para conducirnos al arrepentimiento (Romanos 2:4).
Comenzó a caminar con Dios al convertirse en padre
Génesis 5:22ª: “Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén”.
Cuando nos convertimos en padres, ya sea física o espiritualmente, la responsabilidad que esto conlleva nos enseña a identificarnos con Dios. Es también algo que sin duda nos provocará a clamar a Dios y a regresar a Él.
No dudo que, al igual que yo, él debió haberse preguntado si las cosas hubieran sido diferentes de haberse acercado Adán y Evan a Dios en lugar de apartarse. Tal vez esto le quedó bien claro cuando su propio hijo se le acercó tras cometer un grave error, reconociéndolo y acudiendo a su padre para recibir ayuda.
La diferencia entre la condenación y la convicción
En la vida cristiana, la gracia y el perdón están disponibles de manera gratuita. Sin embargo, el Diablo tiene otros planes para los hijos de Dios, y él hace cualquier cosa por condenar a las personas y mantenerlas cautivas en sus pecados.
Su principal arma es hacer que nos justifiquemos, busquemos excusas y le echemos la culpa a otro por nuestra situación. En otras palabras, intenta engañarnos para que expliquemos las cosas según el árbol del conocimiento del bien y el mal.
La condenación conecta nuestro pecado con nuestra identidad, haciendo declaraciones como: “Has pecado, por lo tanto eres un pecador”. “¡Eso está muy mal! ¡Acabas de mirar con lujuria en los ojos. Tienes el corazón lleno de lujuria”. “Mentiste, siempre estás mintiendo, ¡qué mentiroso eres!”
Esto puede conducirnos a que nos escondamos de Dios tal y como lo hizo Adán en el Jardín de Edén, lo cual nos separa de Él durante años interminables a causa de nuestro pecado.
Job 31:33 lo dice así: “Si encubrí como hombre mis transgresiones, escondiendo en mi seno mi iniquidad porque tuve temor de la gran multitud, y el menosprecio de las familias me atemorizó”.
La convicción del Espíritu Santo es totalmente distinta de la condenación, ya que se basa en la gracia, el perdón inmerecido de Dios a causa de la cruz de Cristo. La convicción relaciona nuestro pecado con nuestra nueva naturaleza, la cual ahora vive en nosotros. Expone nuestro comportamiento y quienes somos verdaderamente en Cristo, pidiendo entonces que escojamos entre los dos. Esta elección requiere tanto humildad como valentía.
Nos muestra que podemos ser libres y nos da poder de tomar las decisiones correctas. La convicción nos dice por ejemplo: “Espera un momento, ¡no te tienes que comportar de este modo! Eres realeza, hijo del Rey y estás muy por encima de este tipo de comportamiento, así que deja de vivir por debajo de tu nueva naturaleza”. Romanos 7:14-8:15
Esta convicción nos lleva a confesar libremente nuestros pecados, acercándonos al árbol de la vida—Jesucristo y dependiendo de Su cruz como único medio para escapar de nuestros pecados.
En una de sus canciones, el músico cristiano Kevin Prosch expresa “Tú jamás me condenaste, así que me rendí” (Prosch 1993). Somos realmente libres cuando nos rendimos a la misericordia de Dios y no a la esclavitud del pecado.
Si escuchamos al Espíritu Santo de Dios cuando Él se acerca a nosotros, en lugar de endurecer nuestros corazones y escondernos de Dios, vivimos la siguiente Escritura “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” Hebreos 4:16. La gracia contiene el poder para cambiar. A nosotros nos corresponde el esfuerzo y la responsabilidad de acercarnos a Dios conforme Él nos atrae. Aun así, el Señor nunca nos obliga a arrepentirnos, ni tampoco desea castigarnos, sino que lo que quiere es purificarnos.
Los cristianos sabios no se descuidan en cuanto a reconocer su pecado ante Dios. Si tienen dificultades con un tema en particular, lo prudente es hacer caso de lo siguiente:
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” Santiago 5:16 .
Para Enoc, el descubrimiento de que es mejor acercarse a Dios cuando pecamos en lugar de escondernos de Él probamente le condujo a la amistad que entabló con el Señor. Esto le dio la capacidad de caminar en una vida aceptable ante Dios. De hecho, tanto le amó el Señor que simplemente se lo llevó para estar con él.
Enoc—imagen profética de la Iglesia del último siglo
Génesis 5:24 “Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”.
Hebreos 11:5 comenta que: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”
La vida de Enoc es una imagen profética de la gran intimidad con la que caminará cerca de Dios, la “Esposa de Cristo”, durante los días anteriores al retorno de Jesucristo para llevársela a estar con Él. Apocalipsis 19:7 “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y Su esposa se ha preparado”. Al igual para que todas las novias, habrá un tiempo de preparación que será la transición de la soltería y de hacer las cosas a nuestra manera a estar dispuestos a someternos completamente y a vivir con y por el otro cónyuge. También habrá un tiempo de cruce durante la época de vivir en la casa de nuestros padres en que empezaremos a visitar la casa del esposo (Juan 14:2-3) como preparación para el día de la boda.
Hechos 3:19-21 “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y Él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de Sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”.
El Cuerpo de Cristo sobre la tierra le complacerá a Dios cuando entable una relación con Él, caminando y conversando con Él tal y como lo hicieron Adán y Eva en el Jardín de Edén.
El segundo Adán, Jesucristo, quien demostró a través de Su vida que esto es posible, y en Su muerte abrió camino para que nosotros pudiésemos entrar en esta intimidad que nos conducirá a“la restauración de todas las cosas” , regresará solamente entonces a recoger a Su Esposa (Efesios 5:27).
Paul Keith Davis (Davis 2003) lo expresó de este modo: “Nuestro sublime llamado y mandato para este momento es contemplar el rostro de Dios directamente y, al igual que lo hizó Adán, caminar con Él ‘cuando el día comienza a refrescar’, sin vergüenza ni reservas”.
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1. Introducción: entablando amistad con Dios.
2. La amistad es mejor que el servicio.
3. El profeta del AT. El Espíritu venía sobre ellos.
4. Dios quiso que la profecía fuera para todos en el AT.
5. La ira de Dios.
6. Dios es un juez misericordioso.
7. El profeta del NT. El Espíritu mora en nosotros, por eso ¡todos podemos profetizar!
8. El espíritu de la profecía es el testimonio de Jesucristo.
9. Los dones espirituales son para edificar, no para destruir.
10. Aquello a lo que le hablamos sale a la luz.
11. La profecía consiste en la verdad, no en datos.
12. El principal propósito de la profecía en el NT.
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