Aquello a lo que le hablamos en la persona, sale a la luz
Muchas veces la gente ve rápidamente los defectos y problemas de los demás, por lo que los recriminan. Dios ve el potencial y levanta a las personas con un mensaje de esperanza que trae luz y vida a sus circunstancias. Los que desean moverse en lo profético también deberían hacer lo mismo.
Aquello a lo que se le habla en una persona tiende a salir a relucir en ella. Si nos dirigimos a lo negativo, esto es lo que saldrá a la superficie. Si le hablamos al futuro positivo que Dios tiene para ellos, la esperanza que esto trae lo sacará a relucir.
Un buen ejemplo de esto es cómo Dios trató a Gedeón. Gedeón había crecido como niño durante los cuarenta años de paz y prosperidad. Barac y la profetisa Débora habían abierto la puerta a esto al liberar a Israel del rey cananeo Jabín, quien los oprimía. Sin embargo, Israel hizo mal ante el Señor al adorar a Baal, por lo que Dios los entregó a manos de los madianitas durante siete años. Después, les envió un profeta que profetizó lo siguiente:
“Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. Os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a Mi voz” Jueces 6:6-10.
El ángel del Señor (a quien algunos consideran como Cristo pre-encarnado) se le apareció entonces a Gedeón bajo la encina de Ofra. Ofra (6084) significa ciervo o venado joven, que es cómo Dios veía a Gedeón. Él, sin embargo, se escondió del enemigo en el lagar, donde hacía trabajo de mujeres, sacudiendo trigo. El mejor sitio para hacer esto hubiera sido en la cima de una colina, donde la brisa separaría el grano de la paja. El ángel le dijo (6:12) : “¡El Señor está contigo, guerrero valiente!” (NVI). Estas palabras eran exactamente lo opuesto de lo que mostraba su comportamiento.
Esto obviamente afectó profundamente a Gedeón. Él probablemente había recordado las batallas ganadas en generaciones anteriores en situaciones imposibles, como aquellas a las que se enfrentaron Moisés y Barac. Al reflexionar sobre las palabras del profeta, él evidentemente se había sentido incapaz de tomar acción al respecto, no considerándose a sí mismo en absoluto como guerrero valiente.
La mayoría de las personas que se encuentran con un ángel, si se dan cuenta de la situación, se sienten abrumadas por la experiencia. Gedeón se dirigió respetuosamente al ángel, llamándole “señor”.
Su reacción siguiente muestra que tenía la chispa del guerrero, aunque está atenuada por sus circunstancias. Esta chispa salió como ira justa. Gedeón le repitió sus mismas palabras en forma de pregunta así como las palabras del profeta, comparándolas con la realidad de la situación en la que él vivía. Pero cuando se está dudando sobre una situación, muchas veces es útil hacer lo siguiente:
“Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: ‘¡El Señor nos sacó de Egipto!’? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián!” Jueces 6:13.
El Señor le respondió: “Ve con la fuerza que tienes” (con la creencia en las palabras de la profecía y con el poder de Dios para ayudar). “Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío Yo?” Jueces 6:14.
La respuesta de Gedeón al reto de levantarse y hacer algo acerca de lo que Dios había dicho sobre una situación injusta es ‘¡Te has equivocado de persona!’ “Ah, Señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre” Jueces 6:15.
Se impuso la palabra de Dios para Gedeón, formulada de tal modo en que surgiera de él la fe para levantarse y luchar. Él finalmente se convirtió en un guerrero valiente y Dios le utilizó para liberar al pueblo de los madianitas. Pero primero tuvo que derribar los ídolos de su vida y de los que le rodeaban, poniéndose firme en contra de la inmoralidad.
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1. Introducción: entablando amistad con Dios.
2. La amistad es mejor que el servicio.
3. El profeta del AT. El Espíritu venía sobre ellos.
4. Dios quiso que la profecía fuera para todos en el AT.
5. La ira de Dios.
6. Dios es un juez misericordioso.
7. El profeta del NT. El Espíritu mora en nosotros, por eso ¡todos podemos profetizar!
8. El espíritu de la profecía es el testimonio de Jesucristo.
9. Los dones espirituales son para edificar, no para destruir.
10. Aquello a lo que le hablamos sale a la luz.
11. La profecía consiste en la verdad, no en datos.
12. El principal propósito de la profecía en el NT.
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